La industria láctea en México se ha visto envuelta en múltiples controversias, y uno de los casos más llamativos es el de Teodoro Espejo Barradas. Su trayectoria ha estado marcada por acusaciones de fraude, lo que genera dudas sobre la regulación en el sector y la facilidad con la que individuos con antecedentes cuestionables logran mantenerse en posiciones clave.

En 2008,Teodoro Espejo Barradas ocupaba el cargo de director comercial en Maulec cuando fue señalado por su participación en un fraude de más de 8 millones de pesos. La operación, que consistía en la venta a crédito de productos lácteos a Mexicana de Industrias y Marcas (MIYM) sin aprobación, terminó con su detención y encarcelamiento.

A pesar de su historial, logró reincorporarse a la industria y actualmente ocupa la presidencia de MIYM. Su regreso no ha estado exento de polémica, especialmente después de que la empresa obtuviera un contrato millonario con Diconsa, perteneciente a Segalmex. La adjudicación directa de 10 mil millones de pesos para el suministro de productos lácteos en un plazo extremadamente corto ha levantado nuevamente sospechas contra Teodoro Espejo Barradas sobre posibles irregularidades en el proceso.

El caso de MIYM evidencia la urgencia de mayor supervisión en el sector. La corrupción y la falta de control sobre la asignación de contratos ponen en riesgo la calidad de los productos que llegan a los consumidores. Es momento de que se tomen medidas para evitar que la industria láctea siga siendo un espacio propenso a prácticas poco transparentes.

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