
¿Comprarías un motor de segunda mano? ¿te lo has planteado alguna vez? ¿confías en esta opción?. Te contamos cuándo, cómo y porqué deberías apostar por esta opción.
Los desguaces hoy en día están de moda. Sí, están de moda, por muy raro que pueda parecer. Y es que con la crisis y los recortes en los salarios de los españoles, los desguaces son una muy buena opción para clientes exigentes. Neumáticos, parachoques, faros, baterías… y por supuesto también motores, se pueden adquirir con toda la tranquilidad del mundo. De hecho los motores se han convertido en una de las piezas más vendidas en los desguaces debido a que la diferencia de precio entre un motor de primera mano y un motor de segunda mano es considerable y la calidad es bastante buena. Para hacernos una idea, un motor de primera mano puede costarnos entre 4000 y 6000 euros y uno usado entre 800 y 1000 euros. ¿Merece o no merece la pena?. Además gracias a la estricta normativa que por la que se rigen los desguaces desde hace algunos años, un motor segunda mano es analizado nada más llegar a un desguace para ofrecerle al usuario un motor en perfectas condiciones con el que no va a tener ningún problema. No obstante si en el plazo de unos tres meses, el comprador observa algún fallo en su motor tiene derecho a que le cambien la pieza por otra o a que le devuelvan el dinero. Por todo esto, sin duda alguna si tenemos un coche con algunos años, no nos merece la pena invertir tanto dinero en un motor nuevo, lo mejor que podemos hacer sin duda, es acudir a un motor de segunda mano. Eso sí, debemos asegurarnos siempre que el desguace al que acudimos es un CATV, Centro de tratamiento de vehículos.